Su beatificación es el reconocimiento de un hombre sencillo que vivió en fidelidad al Padre y al Evangelio, que amó profundamente a la Iglesia, virtud patente en muchas citas de los Documentos Fundacionales y en nuestras Constituciones: “Mantener una actitud de amor y de atenta fidelidad al magisterio de la Iglesia y de apertura a sus necesidades (Art 14) y que vivió entregado a los más pobres y para los pobres”