Durante este tiempo varias hermanas seguimos participando en el Proyecto. Ahora quiero comunicar mi experiencia de estos 15 años.
Me comprometí a estar con ellos y fui sometida a un choque de experiencias de signos muy diversos y sentía que esto podía darme vida o destruirme y fue en esa alternativa donde mi espiritualidad encontró su sitio. La alternativa de “dar vida o destruirla” me planteaba no sólo mi vivencia personal, sino también viendo y viviendo que ellos son débiles y frágiles. Al encontrarme con “ellos” sentía la necesita de luz y fuerza y mi oración era Señor dame tu luz y tu fuerza.
A medida que se acercaba el día de empezar, parecía que aumentaban mis temores. Me digo insistentemente que podré y que es una gracia esta experiencia de cercanía a los pobres.
Me sentía débil en esta misión y me preguntaba ¿es este el querer de Dios? Y me venía “este es el lugar de mi Trono”, sentía miedo a equivocarme porque podía hacerles daño. Los profesionales del grupo Loyola de los Jesuitas me pidieron que les trasmitiera mi testimonio del trabajo con los marginados.
Me siento enviada, Dios me ha cogido por la Palabra ¿Quieres estar con los pobres?. Éstos son y en ellos estoy yo. Me he quedado interiorizando esta palabra. Al día siguiente junto a Él me he ido a Villanueva y allí está, lo he visto en Carmelo, en Cristóbal, en Pili, en Lolo en … y siento a pesar de mis temores, su voz que me dice: ¿No tienes experiencia de que voy acompañándote a lo largo de tu vida? ¿Qué voy abriéndote sendas de libertad ¿ ¿Qué te quiero? Soy yo, no temas. Son certezas, en medio de mis incertidumbres y mis temores.
Me he sentido esperada por el Señor porque en esta situación que estoy estrenando van surgiendo en mí un montón de sentimientos a veces contradictorios y que van sembrando interrogantes en este camino que he emprendido. Me está costando sentir que en este ESTAR soy anunciadora del REINO, acostumbrada a la eficacia, al hacer… Pero en medio de esta incertidumbre, me voy dejando tocar por la vida rota de estos hombres y mujeres. Es una gracia de Dios a la que quiero estar abierta. La Palabra de cada día me va centrando y animando “ No temas que yo te he llamado por tu nombre. Si pasas por el agua yo estoy contigo, si andas por el fuego no te quemarás, porque yo soy tu Dios, tu salvador. Busqué esta Palabra porque necesito estos sentimientos para poder “escuchar”. En esta oración el Señor se me va haciendo presente.
Junto a ellos va tomando cuerpo mi oración, voy aprendiendo a escuchar el susurro de sus vidas y me van “tocando”. En esta lucha voy sintiendo al Señor “al quite” como otras muchas veces”, siento que mi vida es un milagro de su presencia. Va entrando en mi corazón este sentimiento como una bocanada de aire fresco. Desde abajo y descentrados se perciben: mujeres, dobladas, sidosos, cojos… Lolo con su realidad dura y no asumida, Antonio sin luz ni voluntad para salir adelante, Manolo con la amargura que le tiene clavado a su silla, Miguel Ángel con sus 22 años herido de muerte… Desde “el centro” y desde “arriba” posiblemente se sabe pero no afecta.
Sigo caminando ayudándome de la oración y me ha llegado la Palabra de Jesús: Quiero sé limpio. He percibido esta mirada de Jesús hacia mí como un ABANDÓNATE que resuena en mí como una llamada a la confianza. También me llega la Palabra “No se echa vino nuevo en odres viejos. El vino nuevo es para mí este momento, mi nueva forma de estar en la vida: sin seguridades, sin eficacia, sin hacer nada importante… que mis odres también sean nuevos para que no se rompan.
De nuevo ,al comenzar mi oración y después de ponerme en la presencia de Dios he leído la Palabra. Mc 4, 35-40 En un primer momento me he sentido en paz y saliendo de la “tempestad. Asombrada al constatar el poder de Jesús junto al que camino. Al releer la Palabra me llega “vamos a la otra orilla”.
Me siento llamada por el Señor a caminar hacia la otra orilla. El camino no es fácil, voy constatando mi travesía de este año y trayendo a mi memoria los sentimientos que me han acompañado: incertidumbre, temor, no puedo, no veo… y te sentía dormido junto a mí pero no ausente. Siempre te he sentido a mi lado y te he ido pidiendo confianza, pasar de la certeza de que estabas a la confianza, hoy se va dando en mí este paso.
Decir espiritualidad es referirse a la vida interior, al Espíritu que anima nuestros proyectos y compromisos Decir Espiritualidad Cristiana es abril la vida a Dios al estilo de Jesús y permitir que su experiencia configure la nuestra en dirección hacia Dios y hacia los demas. Si podemos encontrar a Dios en todas las cosas ¿Cómo no encontrarle y de un modo especial en el servicio a los marginados, a los que no cuentan con quién Él se ha querido identificar?. Ahora después de 15 años con “ellos” vivo esta llamada como un regalo de Dios.