Al terminar el Año dedicado a la Vida Consagrada damos gracias y compartimos algunas palabras que el Papa Francisco nos ha regalado:
El Papa a los participantes en el Jubileo de la Vida Consagrada les dice: “Despierten al mundo con la alegría del Evangelio”. La Iglesia y el mundo esperan de vosotros profecía, cercanía y esperanza, dice el Papa a los participantes en el Jubileo de la Vida Consagrada La vida consagrada está llamada a encarnar la Buena Noticia, en el seguimiento de Cristo, muerto y resucitado, a hacer propio el modo de existir y de actuar de Jesús. Asumir en concreto su estilo de vida, adoptar sus actitudes interiores, dejarse inundar por su espíritu, asimilar su escala de valores, compartir sus riesgos y sus esperanzas.
La gente de hoy tiene necesidad de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, de la ternura del Señor que enardece el corazón, despierta la esperanza y atrae hacia el bien. El Papa Francisco nos confía a nosotros consagrados y consagradas esta misión: encontrar al Señor, que nos consuela como una madre y consolar al pueblo de Dios. La alegría de llevar la consolación de Dios. De la alegría del encuentro con el Señor y de su llamada brota el servicio en la Iglesia, la misión: testimoniar su misericordia Durante este año muchos encuentros se han repetido en todo el mundo. Hoy día 2 de febrero, en Roma, con la peregrinación jubilar matutina y con la celebración eucarística vespertina presidida por el Papa Francisco tendrá lugar su clausura. El Papa insiste, por favor, no se olviden la profecía de la obediencia, la cercanía, el prójimo, el prójimo más próximo es el hermano y la hermana de la comunidad y luego la esperanza. Que el Señor haga nacer hijos e hijas en sus congregaciones. Y recen por mí. Consagrase al Señor vale la pena ANÍMATE
