Las caras de los niños eran festivas, los profesores armonizaban desde una buena coordinación el ir y venir en las distintas actividades.
Se abarcaba así el recuerdo en comunión con toda la fraternidad de las hermanas del Ángel de la Guarda. Quillan era el epicentro de la fiesta. Sus cinco quillas como agujas apuntando al cielo nos traen el recuerdo de una Congregación extendida hoy por 15 países.
Eran semillas con sabor y fuerza de Evangelio las sembradas en Quillan aquel lejano 3 de diciembre de 1839. Levadura y semillas, que año tras año, han sido regadas, cultivadas, fecundadas para volver a enterrarse, generación tras generación, en el surco de la tierra de variadas latitudes.
Hay motivos para celebrar, para agradecer, para cantar: “el Señor ha estado grande con nosotras”, porque nuestros orígenes fueron sencillos, humildes, pequeños, como Jesús nos muestra en el camino del Evangelio.
Celebramos “la apertura del año de Dios con nosotras.
Celebramos “la apertura del año de Gracia de los 175 años de la Fundación
de la Congregación”. Año de Gracia para toda la familia Ángel de la Guarda
porque es una oportunidad, para todos, de conocer más y mejor, y de vivir con
más compromiso el ser y , “formar verdaderos discípulos de Cristo, piedras vivas que ocupen su lugar en el edificio de la sociedad.
A lo largo del año iremos compartiendo distintas actividades.
Mensaje tan especial del Padre Ormières y Madre San Pascual.
queremos agradecer al Señor el camino recorrido y
compartido, el esfuerzo realizado y la esperanza
puesta en alcanzar la
máxima aspiración de nuestros fundadores
“LA HERMOSA MISIÓN QUE TENEMOS QUE REALIZAR: ¡SER ÁNGELES VISIBLES!”