Me has preguntado : ”¿Qué quieres?” Te he preguntado : “Maestro, ¿dónde vives?" Has puesto sobre mi una mirada de amor, y me has contestado : “Ven y verás”.
Te he seguido y he visto donde moras.
He visto que moras:
con los pobres,
con los jóvenes sin sentido de la vida, perdidos, sin esperanza,
con los emigrantes, rechazados, despreciados, desconocidos,
con las personas mayores, abandonadas, olvidadas, sin cariño,
con el hermano, la hermana que voy cruzando cada día…
Por eso me he quedado contigo y he aceptado tus condiciones : pobre, casto y obediente.
He aceptado el proyecto del Padre Ormières y de la Madre San Pascual, y he entrado en esta gran familia de las Hermanas del Ángel de la Guarda.
Es verdad, Señor, que seguirte es una gran aventura. Todos los momentos no han sido fáciles, pero siempre te has hecho presente en mi vida. Me nutres de tu Palabra, diciéndome :
« Porque eres a mis ojos de muy gran estima ».
« No temas, estoy contigo ».
« Te he amado con un amor sin fin ».
Estas palabras de la Biblia son para mí como una música de fondo, como un alimento inagotable, como un perfume que nos atrae y no se puede olvidar.
Como María quiero decirte SÍ, en la fe, en el abandono y la confianza. Hará pronto 50 años que caminamos juntos. Hará pronto 50 años que proclamo: “He encontrado al Mesías”. Estoy segura que me amas con un amor sin medida. Señor, hoy te digo gracias por tu fidelidad. Quiero seguir viviendo esta aventura contigo.