Este tiempo nos lleva a reconocer el derroche de amor que la vida nos regala y la fidelidad de las Hermanas que a lo largo de todo este tiempo han ido haciendo realidad la Congregación. Cada una desde su propio don nos ha dejado en esa vivencia familiar del carisma, la forma concreta de vivir, de poner vida y color a este árbol familiar, nos dice nuestra Superiora General en la carta de apertura de este año de gracia.
No olvidamos en esta celebración familiar, a todas las personas que a lo largo de estos años han sido y son parte importante de nuestra historia. Con ellos hemos hecho posible el sueño de nuestros Fundadores.
Entonamos este himno de acción de gracias
Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Que lo digan las Hermanas de Europa y de Asia: su misericordia y su bondad son eternas. Francia, nuestra Cuna, bendice y da gracias al Señor. España, Italia, Alemania y Japón, canten con gozo la bondad del Señor.
Que lo digan las Hermanas de América: ¡Eterna es su misericordia y su bondad!. México, Los Ángeles, El Salvador, Nicaragua, alégrense y bendigan al Señor. Colombia, Ecuador, Venezuela, canten con alegría: ¡Eterna es su misericordia!.
Que lo digan las Hermanas de África ¡Qué magníficas son tus obras, Señor! Escuchen: Hay cantos de esperanza en la tierra de los pobres. La mano del Señor es prodigiosa, hace maravillas en los pueblos de Mali, de Guinea y de Costa de Marfil, den gracias al Señor, que las sostiene en la hospitalidad, generosidad y alegría de sus gentes.
